BASF se une al consorcio PIP para mejorar el cultivo de lechuga en interior

El negocio de semillas hortícolas de  BASF participa en el ‘Proyecto de Lechuga’ del Consorcio de Plantas de Interior de Precisión (PIP, por sus siglas en inglés), que cuenta, además, con el patrocinio de la Fundación para la Investigación en Alimentación y Agricultura (FFAR). Su objetivo es el desarrollo de lechugas más sostenibles, con una mayor vida útil y más atractivas para los consumidores.

El carácter altamente perecedero de la lechuga la convierte en un cultivo con una elevada tasa de desperdicio tras la recolección. El sistema de cultivo en interior permite acercar su producción al consumidor y, con las variedades adecuadas, se evitaría también la decoloración de las hojas de la lechuga una vez cosechada, aumentando así su vida útil, beneficiando a todos los eslabones de la cadena de valor.

Para lograrlo, BASF se ha unido al PIP, consorcio pionero en una industria donde las nuevas tecnologías de manejo de cultivos en condiciones totalmente controladas van de la mano de la mejora vegetal. “Los participantes del consorcio se complementan entre sí, ya que encontramos desde expertos en genética de cultivos (BASF), biología molecular (Benson Hill), tecnología de mejora avanzada (Greenvenus), de iluminación de las plantas (Fluence) o sistemas de control climático, hasta uno de los más reconocidos especialistas en agricultura de interior (Aerofarms)", explica Peter Visser, R&D Crop Technical Lead de cultivos de hoja de BASF. “Todas las empresas aportan sus conocimientos, profesionales y financiación al proyecto, que tiene una duración aproximada de cuatro años”. La inversión de la FFAR, por su parte, asciende a 2,5 millones de dólares.

Solo con esta combinación de diferentes fortalezas será posible desarrollar variedades mejoradas para seguir el ritmo de los desarrollos agrícolas. "Actualmente se está produciendo un cambio de paradigma en los sistemas de cultivo, pasando de las plantaciones al aire libre a otras más controladas. Para mantenernos a la vanguardia, necesitamos colaborar con expertos de otras disciplinas que están desarrollando gran parte de estos sistemas", declara Gowtham Prakash, Senior Pre-Breeding de cultivos de hoja. "Desde BASF aportamos el germoplasma, nuestros conocimientos sobre la genética de las plantas, la experiencia en el cultivo de lechuga y nuestra capacidad de evaluar las producciones que resulten de este proyecto".

Pero esta colaboración va más allá del desarrollo de variedades de lechuga con mayor vida útil, mejor sabor y valor nutritivo. Se centra también en el aumento de los rendimientos y la reducción de los costes energéticos en la agricultura de interior, de modo que estos innovadores sistemas de cultivo sean beneficiosos para toda la cadena de valor.

Por último, la sostenibilidad es otra gran ventaja: la agricultura de interior requiere menos tierra de cultivo, permite ahorrar hasta un 90% del agua de riego en comparación con un cultivo tradicional al aire libre y reduce la necesidad de tratamientos químicos. Además, hace posible el cultivo en cualquier zona geográfica, acercando la producción de lechuga al consumidor, evitando largas distancias en el transporte y, por lo tanto, reduciendo las emisiones a la atmósfera.

El conocimiento generado a través del ‘Proyecto de lechuga’ permitirá desarrollar variedades con una buena vida útil y elevados rendimientos bajo condiciones controladas. Los tiempos en los que más de la mitad de las lechugas recolectadas se desperdician podrían pronto llegar a su fin.

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